Lo primero que se te viene a la cabeza en cuanto ves, en tu imaginción, a Messi cambiando la nueva camiseta asenyerada por un no tan diferente traje de rayas, es -lo primero- que Floriano ya no puede más. Que era más que urgente, que algo había que hacer, ya mismo, porque no hay partido que resista cambiar de portavoz-me-llevo-toas-las-hostias cadas tres días, y a este paso pronto serán ya tres veces al día. Y algo han conseguido, la verdad: anoche en la TDT deportiva (a la que ahora se ha sumado con esfuerzo digno de mejor causa le tele anteriormente conocida como pública) algunos mensajes se relamían ya imaginando al Real Madrid paseándose a cuerpo gentil por la próxima Liga sin dignarse siquiera mirar atrás de vez en cuando.
En todo esto, es evidente, hay algo raro. Para empezar. los derechos de imagen de el mejor futbolista de la historia (o, lo que es lo mismo, el deportista más famoso del mundo) son un tema extraño de entender porque, digo yo, ¿no habrá quien pretenda que los dólares que ingresa Messi cada vez que vende una camiseta legal en Melbourne o un videojuego en Islandia, por poner dos ejemplos, terminen -vía subvención partidaria extraída del presupuesto nacional- pagándole el pisito al homeless de González Pons? ¿O sí? Es tan ridículo que hasta da risa. Creo que lo que debería hacer el Barcelona -si quiere minimizar lo que es la mayor agresión españolista al deporte catalán desde el lejano robo de DiStéfano por deseo expreso del enano de El Ferrol de Pablo Iglesias- es hacer pública, ya, la cifra exacta de dinero que ha aportado Messi a la Hacienda española desde que llegó a Barcelona, desglosada de año a año. Y luego, que la comparen -si quieren- con la de Florentino Pérez. Y luego ya se podría seguir hablando…
Pero lo cierto es que canta un poco, la verdad, que con la de empresarios canallas que tenemos en España que no han pagado un euro a Hacienda en su vida -y encima se te recochinean en la cara diciéndote que el mundo es para los que pueden pagar un buen abogado-, nuestra querida Hacienda tenga las santas narices de empezar por Messi, y encima comunicándoselo a los medios de comunicación antes que el interesado, que además está a seis mil kilómetros medio de vacaciones. Es evidente: se buscan portadas desesperadamente… Pero es que ademas son tan torpes (recuerden: Cospedal… diferido…) que van y se tiran a por Messi cuando todo el mundo sabe que la «pulga» -para desgracia de quienes a ratos nos gusta el fútbol- parece dar muestras claras de haberse acabado. ¡Prepárate, Neymar!
palabradeparia 